Sheinbaum y Gálvez se reúnen con el Papa, mostrando la doble cara política mexicana

15 de febrero de 2024.
Ayer la jornada estuvo marcada por la coincidencia de la fiesta del santo Valentín de Roma y el Miércoles de ceniza, día que para el catolicismo implica la entrada en el período de Cuaresma, período que para los católicos es una intensa jornada de 40 días donde la Iglesia invita a sus fieles a prepararse para la Semana Santa, evento central del cristianismo, donde se recuerda la resurrección de Cristo. Esto es relevante porque para la recepción de este mensaje las autoridades eclesiales mantienen un permanente menester de invitar a los católicos al arrepentimiento.
Lo anterior no creemos que haya sido el propósito de las dos candidatas presidenciales quienes, en diversas oportunidades han sostenido posturas contrarias a la fe católica, una hipocresía mayúscula, de la que están conscientes, pues el pueblo mexicano es mayoritaria, e históricamente, católico. Usan la visita con Su Santidad el Papa para ganar aprobación, mientras después traicionan aquellos principios.
Lo más grave de todo es que después, el sistema político que ellas van a hacer perpetuarse criminalizará la pugna del catolicismo mexicano, quienes cada vez más buscan un proyecto político genuino con los valores de la cristiandad, criminalización que han promovido antes.
Xóchitl Gálvez, «católica ejemplar»

La candidata del Frente, de entre los que se encuentran uno de los partidos responsables de la Guerra Cristera, el cual siempre ha sido la profunda idiosincrasia revolucionaria mexicana, presente también el PRD o en el propio Morena, escisión del PRI, que ya ha tiene un pasado tratando de ganarse al catolicismo mexicano, esto mientras en una constante de su vida política estuvo empujando agendas como la despenalización del aborto, las uniones homosexuales y la agenda de género.
Su nunca pública vida católica, que cualquiera pensaría que nunca estuvo presente, en realidad, de repente se convirtió en una devoción pública que comenzó el Día de la Virgen de Guadalupe cuando, por primera vez como nunca, compartió su visita a la Basílica de Santa María de Guadalupe. Todo esto mientras no ha hecho rectificaciones públicas sobre aquellas posturas que confrontan de forma frontal las enseñanzas de la Iglesia romana.
No solo eso, sino que en el período que Eduardo Verástegui estuvo buscando las firmas necesarias para ser candidato presidencial independiente, los seguidores de Xóchitl estuvieron encarándose con los auxiliares de Verástegui, sosteniendo que «la fe debe quedarse en el culto privado», abundando las acusaciones de «mojigatería» en varias oportunidades. La afronta contra el proyecto de Verástegui, empujado por la necesidad de muchos ciudadanos de sentirse representados, contrasta con las ahora actitudes de Gálvez, quien tiene consciencia del impacto de las imágenes que comparte.
Esa reafirmación de la fe católica que Gálvez compartió y se puede leer en X, muchos fieles en las redes tacharon de falso, recordándole a la candidata que para poder reafirmar su fe católica primero debe plantearse una agenda que pueda ir acorde con los principios católicos.
Sheinbaum, la oportunista.

Por otro lado, tenemos a Claudia Sheinbaum quien, ahora ya no con el descaro de un católico adormilado por las ideas del mundo, sino que sucesora de un partido demagógico, con López Obrador como máximo exponente, usa guiños al catolicismo mexicano para ganarse la simpatía de sus seguidores, mientras que públicamente han impulsado las infancias trans, el aborto, la ideología de género y, además, han legado un México de muerte, con las tasas de homicidios más grandes de los últimos sexenios. Es decir, en definitiva, Morena promueve todo, menos la cultura de la vida.
Estas prácticas hipócritas ya las han izado antes, como en las oportunidades que Sheinbaum ha llevado en actos públicos una imagen de la Virgen de Guadalupe en su vestido, mientras que las instituciones afines a la autollamada Cuarta Transformación han puesto mil trabas a los políticos que buscan defender sus convicciones religiosas en público.
Es buena oportunidad para recordar que Morena toleró en septiembre de 2022 que el diputado trans, Salma Luévano, ridiculizando la fe católica, habiéndose vestido de papisa, presentó un proyecto de ley que buscaba penalizar la Biblia por «discurso de odio».
La necesidad de la representación
Se puede observar una marcada tendencia en la política mexicana donde se instrumentaliza la fe católica mexicana, mientras que al mismo tiempo ridiculizan y obstaculizan el derecho de los mexicanos por construir opciones de representación que sean genuinas con la defensa de los valores católicos, regularmente bajo el escudo del Estado laico.
Mientras que a muchos mexicanos los hacen creer que Estado laico implica un divorcio de los valores religiosos con la política, los políticos saben que por la necesidad de la representación que la democracia pregona, es indispensable al menos hacer creer a los católicos que los están representando. Como hemos visto esto no está haciendo así, sino que solo se les está instrumentalizando.
Todo esto no hace más que acentuar la necesidad de ese proyecto político genuinamente afín a los valores mexicanos, de lo contrario hacemos prevalecer el Estado de excepción democrática, con una falsa sensación de elección.